Cómo Planificar una Canción

Todos sabemos qué pasa cuando nos ponemos a componer “lo que salga”: terminamos tocando lo mismo que tocamos siempre, juntamos dos secciones que no tienen nada que ver, y al final nuestra canción parece más una ensalada que otra cosa. Hoy te enseñaremos cómo planificar una canción.

Una acción tan simple como planificar nos puede ayudar muchísimo, en varios aspectos:

  • Tendremos un norte: una dirección y un centro al que volver.
  • Nos ahorrará tiempo tener algunos límites en cuanto a forma, instrumentación, el carácter, e inclusive la armonía.
  • Podemos zafar del terrible síndrome de tocar siempre lo mismo, ya que planificaremos antes de llevarlo al instrumento.
  • Lo más importante, tus composiciones van a ganar en coherencia, cohesión, y en la potencia del mensaje a transmitir.

Y tu, ¿planificas tus composiciones? ¿Cómo lo haces?

Por qué planificar una Canción NO va contra la inspiración

Primero que todo, debemos derribar un mito: que planificar una canción o ponerse límites de antemano, es un atentado contra la inspiración.

Es algo que se oye mucho, casi tan poco sustentado como el “cuando aprendes teoría se pierde la magia y suenas igual que todos”.

Convengamos en que si, eso es algo que puede pasar, pero cuando la teoría se enseña mal.

Si nos enfocamos en lo que nos convoca, la planificación de una composición no es sentarse con papel y lápiz a sacar fórmulas matemáticas para estructurar nuestra canción: se trata simplemente de oír internamente, de imaginar la música, antes de traerla a tierra.

De hecho, es el acto más puro de inspiración que tenemos a mano. Al menos mucho más que sentarse con la guitarra y tirar unas pentatónicas por aquí y por allá “porque los dedos ya saben hacerlo”, o que empezar a tirar acordes híbridos porque aprendí cómo eran.

Entonces, vamos a trabajar con nuestra imaginación, con la música de nuestra cabeza, y desde ahí vamos a definir algunos elementos conceptuales y técnicos que nos harán más amena la tarea de Composición. Así, la técnica estará al servicio de la música y no al revés. Esto es planificar una canción, realmente.

Parte 1: El mensaje de mi canción, la base de la planificación

Para mi, es muy importante definir un concepto o mensaje. De esta forma, me aseguro que ese gran sentido de la canción se mantiene intacto, y no me “arranco con los tarros”. De hecho, es la base del cómo planificar una canción realmente.

Ahora, este concepto puede venir en varias formas: puede ser el título, o una frase, una palabra, un poema, una imagen o foto, una escena de una película, una sensación, un párrafo, una persona. Lo que a ti más te acomode. Lo importante aquí es que será nuestra ancla o norte, donde nos centraremos para ir añadiendo elementos técnicos y que así las cosas no estén “porque si”. Le dará sentido y coherencia a lo demás.

Otra cosa que sirve mucho es plantear un ambiente o carácter general, que podría ser alegre, fúnebre, introspectivo, misterioso, oscuro, intenso, dramático, etc.

Ahora, como estamos hablando de planificar una canción, es conveniente que sea en palabras e incluso podemos hacer una lluvia de ideas al respecto, un tema en el que vamos a ahondar en el 3er video del mes, sobre la letra.

Una vez que tenemos definido esto, ya es mucho más fácil lo que viene.


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Parte 2: La forma

Ahora vamos a definir de antemano la forma. Este paso es más opcional, puede que quieras dejarlo abierto, pero a mi me gusta tenerlo definido.

Y esto ya que así tengo el continente: si lo piensas, un cuadro tiene su marco espacial y esos son sus límites. En música, este continente viene a ser su marco temporal. Por ello me gusta tener esta estructura más o menos definida, para hacerme una idea de su forma global.

Una parte importante es que nuestra forma tiene que estar de acuerdo y colaborar con nuestro mensaje inicial. De hecho, podemos dividirlo en sub-ideas que nos sirvan para las secciones.

Aquí podemos ponernos muy ingeniosos o irnos por la clásica estrofa – estribillo – estrofa – estribillo.

Si bien haría falta todo un video para hablar de distintas posibilidades formales, es verdad que la canción moderna como tal ya tiene varias formas estándar:

  • ABAB, donde alternamos estrofa y estribillo. Tal vez al final, se repite el último estribillo.
  • Una variación de esto es añadir una sección contrastante antes de repetir un último estribillo, especialmente para música más larga: A B A B C B.
  • También tenemos la forma AABA, muy típica de los estándar de Jazz, donde toda “la vuelta” se conforma de una sección A que se repite, el B es un puente que contrasta, y termina con A. Esa estructura, AABA, puede repetirse varias veces para conformar la canción, generalmente con solos entremedio.
  • Y aquí ya tenemos posibilidades más:
    • Es muy común tener una introducción, que puede tener que ver con el resto del material o no (a veces está en otro tempo inclusive).
    • Algunos comenzarán con el estribillo, para darle un impacto inicial,
    • Otros añadirán un “pre-coro” o un puente, que es una transición.
    • En otros casos, la última estrofa se puede “abreviar” para que no quede tan largo y repetitivo
    • O tal vez ir por una forma Rondó, A B A C A D, que ya es bastante rebuscado para una canción.

Si bien hay cientos de posibilidades, lo que tenemos que tener en cuenta son 2 principios esenciales:

  • La idea con la estructura es que nuestros oyentes se orienten, que no se pierdan, y para eso está la repetición.
  • Pero, por otro lado, necesitamos que no se aburran, y para ello están la variación de detalles o las secciones nuevas.

En el caso de la canción del PDF, Cómo componer una canción, la estructura es muy simple: A B A’ B B. El apóstrofe, A’, indica una variación de uno u otro elemento, pero sigue notándose que es el mismo material. Luego, en la parte de arreglo, le vamos a añadir una introducción que luego se utilizará como intermedio para separar las repeticiones.

Parte 3: Base, Armonía y Melodía

Llegamos a una parte polémica: ¿se puede definir el contenido armónico – melódico a priori?

Yo soy fiel defensor de que si se puede. De hecho, creo que es hasta mejor.

Podemos ser más o menos específicos, y esto va a depender en gran medida de tu entrenamiento auditivo y técnico-teórico. Si no sabes en realidad cómo suena una tonalidad menor, si tu oído aún no lo absorbe, difícilmente podrás plantear eso de antemano.

Lo más importante en esta etapa es comenzar a imaginar la música y anotar lo que surja.

Debemos intentar usar lenguaje natural, que lo entendamos luego. También sirve mucho tomar notas de voz.

¡Recuerda que aún no tomamos el instrumento!

Algunas ideas:

  • Lo primero creo que sería el ritmo: definir un tempo (que generalmente en la música canción es estable), una rítmica característica de un estilo concreto tal vez, etc. Aquí podemos incluir una acentuación específica.
  • Podemos plantear una escala, y un centro tonal: Re mayor, Sol menor, Fa mixolidio, etc. Esto ya va a definir un color por si mismo, ya que aunque nos alejemos de ese color, seguirá predominando.
  • Podríamos decidir que el cambio de color entre dos escalas sea protagónico, por ejemplo entre mayor y menor.
  • También podemos ser más abstractos y hablar de una armonía estática o nebulosa, o tal vez errante, o bien directa, simple y funcional.
  • A la melodía podemos caracterizarla como angulosa, suave, lírica, ágil, dramática, rápida, lenta, etc.
  • También podemos decir si la melodía va a ser más diatónica, o incluirá cromatismos, por ejemplo.
  • No estaría nada de mal decidir una modulación de antemano: la estrofa puede estar en Dm y el estribillo en F mayor, o C mayor.

Todo esto lo podemos hacer en general o por sección. Es muy interesante esto último porque podemos desde ya establecer algunos contrastes:

  • Mi sección A puede a tener una melodía muy lírica y de notas largas, mientras que en B va a ser más saltona y con un ritmo más marcado.
  • Ese mismo A podría tener un tempo de 70, con un ritmo bien holgado, mientras que en B se acentúan todas las negras y es más intenso rítmicamente.
  • En la sección A puede haber una armonía más estática, basada en la función tónica, mientras que B comienza con una función de subdominante y es más móvil, tiene un ritmo armónico más ágil.

Así podemos ir definiendo contrastes para las secciones, sin perder de vista nuestro mensaje o idea principal.

Si definiste sub-ideas para las secciones, se te va a hacer mucho más fácil definir los elementos técnicos para traer a tierra esas sub-ideas: una sensación de lucha interna y pasión no la vas a expresar con una armonía reposada que evoque calma.

Piénsalo como traducir tu mensaje principal a elementos técnicos concretos.

Parte 4: La instrumentación

Es esencial saber con qué grupo instrumental vamos a trabajar.

Si es solo para grabarlo y producirlo en estudio, podemos usar el timbre que nos venga en gana, pero si la intención es montarlo en la realidad, debemos tener bastante cuidado de escoger instrumentos que tengamos relativamente a mano, y que conozcamos un poco.

Recomiendo tener como mínimo un instrumento armónico y una voz, considerando que hablamos de una canción. Piano y voz, guitarra y voz. De ahí se expanden las posibilidades a banda típica de rock, trío o cuarteto jazz más voz, hasta llegar a una orquesta entera con una cantante principal y un coro.

Obviamente, nos decantaremos por lo más sencillo posible, en primera instancia. También es verdad que si queremos mostrar algo más agresivo o punzante como idea, vamos a necesitar una batería y tal vez una guitarra con distorsión.

Es importante conocer la voz para la que estamos componiendo, y así escribir las líneas pensando en ella. Si mi registro más agudo e intenso llega hasta un La arriba, veré para qué me sirve esa nota: como tónica en A menor o mayor, como 4ta en E menor o mayor, como 3ra de F#m, etc.

Si luego tengo problemas con la melodía, tendré que trasponer toda la canción, por ello es mejor tenerla en cuenta en un principio.

Parte 5: Empaquetando todo

Ya debiésemos tener listo nuestro plan de composición, en el que planteamos los colores armónicos, el grupo instrumental, las ideas que le dan sustento a toda la pieza, la forma a grandes rasgos y cómo se formarán los contrastes, y algunas cosas más.

Con esto, hemos imaginado una gran parte de la música y podemos comenzar a tomar el instrumento y esbozar algunas progresiones y melodías.

Si te surgen cosas en el proceso, lo mejor es grabar notas de voz y “tararearlas”: tiende a “contaminarse menos” que el instrumento.

Y ahora viene algo importante: cuando comiences a usar el plan, tomalo como una guía solamente. No es algo sagrado que no puedas romper. Es la visión de tu yo del pasado, de lo que pensó que es mejor para la música. Si la música pide otra cosa, tendrás que dárselo. Y si eso implica salirte del plan, nada que hacerle.

Lo importante es que, tal vez por primera vez, definiste varias cosas a partir de tu imaginación, y eso es muy valioso.

Resumiendo

Tiempo necesario: 1 hora.

Cómo planificar una canción en 4 pasos

  1. Define el mensaje o la idea principal que quieres transmitir

    Te ayudará a tener norte y dirección, y así que tus secciones y todos los elementos musicales de la canción giren en torno a este centro.

  2. Piensa en la estructura base sobre la que construirás las secciones de tu canción

    Es buena idea que sepas si vas a hacer una canción estrófica, que se repite constantemente, o bien una forma con más variaciones y secciones intermedias. Si bien es a priori y luego puede cambiar, te ayudará a traer a tierra todo.
    Si así lo quieres, puedes definir sub-ideas para cada sección.

  3. Imagina la armonía y la melodía, e intenta describirla.

    La imaginación es el mayor recurso que tenemos como compositores: intenta imaginar la armonía, la melodía, y sus características. No hace falta ponerse técnicos necesariamente. Adjetivos como “misterioso”, o “anguloso”, o “lírico”, pueden ser todo lo que necesitamos. Ahora, si escuchas en tu cabeza acordes concretos, mejor aún.

  4. Define la instrumentación

    Con qué grupo instrumental vas a trabajar es algo que determinará mucho el resultado final de tu canción. Es buena idea elegir instrumentos que tengas relativamente “a mano”.

Ahora tienes que juntar lo que has hecho, sacarle foto, y subirlo a los foros de Cresciente, donde estaremos recibiendo todas las tareas de este desafío.

La próxima semana comenzamos con la armonía y melodía, y utilizaremos todo lo que hemos planteado hoy para ir bajando a tierra estas ideas.

Si no tienes bases teóricas suficientes, puedes ir estudiando el libro Teoría Musical Básica, mientras tanto.

Éxito, ¡y nos vemos la próxima semana!


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